Es bueno considerar a los barcos como seres vivos y por
tanto hay que cuidarlos si queremos que ahí afuera, en la mar, ellos cuiden de
nosotros.
Lo ideal es navegar con ellos durante todo el año,
realizando un mantenimiento constante de las pequeñas cosas que lo requieren
sin dejar que se nos acumule la tarea. Algo que vaya acusando el desgaste o las
pequeñas averías y roturas, si las dejamos, irán a más y será más costoso
repararlas.
Sin embargo en la mayor parte de los casos el barco tiene
una temporada de navegación y otra de hibernación.
Es cierto que el cuidado y mantenimiento de una embarcación
varía mucho dependiendo del material con que esté construida, no obstante lo
que más abunda son los barcos de fibra, que si bien requieren un mantenimiento
más sencillo en lo que respecta al casco, también llevan su trabajo y no es
excusa para dejarlos abandonados, durante meses, hasta la siguiente temporada.
En cualquier caso se pueden focalizar dos períodos
importantes en cuanto al mantenimiento, uno al final de la temporada de
navegación (generalmente en otoño), preparando el barco para el hibernaje, y
otro antes de empezarla (generalmente en primavera) , con una puesta a punto
general.
Hay quien prefiere sacar los barcos del agua durante el
invierno, algo que no está carente de ciertos riesgos. De todas formas,
personalmente, considero que el medio natural de un barco y donde menos sufre
es en el agua, siempre que tomemos unas mínimas medidas de seguridad, como
tener bien cubiertos de defensas los posibles puntos de contacto con los
pantalanes, reforzar todas las amarras y dotarlas, al menos las principales, de
muelles o gomas que eviten los tirones secos.
Aunque cada barco y cada armador son un mundo, ligado a sus
circunstancias y a la mayor o menor complejidad de sus embarcaciones, voy a
centrarme en mi propio protocolo respecto a los puntos que considero más
importantes a tener en cuenta.
Lo primero es vaciar en lo posible el interior del barco de
ropa, que será un foco de humedad y malos olores. También desembarcar todos los
alimentos que queden a bordo, sobre todo perecederos, procediendo a una
limpieza general de armarios, tambuchos y neveras, para poder dejarlos abiertos
y ventilados.
Limpiar a fondo las sentinas, tanto de restos sólidos como
de posibles derrames de aceite, combustible o líquido refrigerante, a ser
posible dejándolas completamente secas.
Limpiar también los inodoros, vertiendo un poco de lejía y
bombeando para que pase a los depósitos de aguas negras, después bombearemos
con agua dulce, cerrando previamente la toma de agua de mar, para que no se
deterioren ni las conducciones ni membranas internas de las bombas. Finalmente
cerraremos los grifos de fondo de vaciado, aplicando un poco de vaselina o
grasa en sus llaves y echaremos un poco de gel de wc en las tazas de los
inodoros. También cerraremos todos aquellos grifos de fondo que no se vayan a
utilizar.
Al menos una o dos veces al mes va bien encender el motor y
generador si se tiene, con el fin de renovar el agua que quede en el circuito
externo de refrigeración así como mantener flexibles las palas de goma
impulsoras del circuito.
Es importante acordarse de retirar la corredera, colocando el
correspondiente tapón y limpiando meticulosamente con un cepillo las palas de
la misma y echarles un poquito de aceite.
La humedad es el principal enemigo en el interior, por lo
que aparte de ventilar periódicamente cuando sea posible es muy recomendable
dejar en funcionamiento un deshumidificador, no sólo para mantener libre de
humedad los materiales interiores y textiles, sino para prolongar la vida y
buen funcionamiento de la instalación eléctrica y electrónica de a bordo.
Algunos barcos, más sofisticados, poseen aparatos de aire acondicionado y
calefacción con un programa de deshumidificación que se activa automáticamente con
una periodicidad prefijada.
Echaremos un vistazo a los niveles de baterías para que
estas se mantengan en máxima carga, revisando que sus bornes se encuentran bien
recubiertos de grasa o vaselina.
En cuanto a los depósitos de agua dulce y combustible
podemos optar por dos formas de hacer. En el caso de los tanques de agua
podemos vaciarlos por completo o todo lo contrario, siempre que echemos un
chorro de lejía para evitar la proliferación de microorganismos y hongos.
Personalmente prefiero vaciarlos para reducir el peso y por tanto la inercia en
los inevitables movimientos del barco y su repercusión en amarras y cornamusas.
Por el contrario, en los tanques de combustible, especialmente gasoil, considero
que es mejor dejarlos llenos para evitar posibles condensaciones y si es
posible echarles un producto fungicida específico para evitar la proliferación
de hongos. Esa especie de moco que puede crearse en la superficie del gasoil y
que podrá obturar las conducciones.
En cubierta, lo primero que hago es retirar todos los
elementos que se deteriorarán con la intemperie, como aros salvavidas,
pabellón, reflector de radar y, en su caso, el motor fueraborda del dingui (que
guardaré tras haberlo encendido en una cuba de agua dulce). Así mismo limpiaré,
deshincharé, doblaré y estibaré en lugar
seco la neumática.
En caso de tenerlas, es bueno cubrir los winches con fundas.
También es conveniente retirar de cubierta todos los cabos que podamos. Escotas
y drizas (estas últimas incluso, si queremos tomarnos la molestia, retirarlas
del mástil dejando una guía), pues el sol las acaba deteriorando y la lluvia
las va poniendo verdes, algo que luego es laborioso de limpiar.
Es muy frecuente ver a los barcos con sus velas puestas,
aunque enrolladas, durante todo el invierno. En los génovas enrollables, a
pesar de tener banda de protección solar, esta se deteriora y además la vela se
irá ensuciando de verdín, eliminando al mismo tiempo la posibilidad de que se
abra en caso de temporal, por lo que es muy recomendable arriarla, doblarla y
estibarla en lugar seco. Lo mismo ocurre con las mayores enrollables, que en el
mejor de los casos deteriorará el puño de escota, convirtiéndolo en un punto
débil cuando la volvamos a usar. Es un buen momento para llevarlas a la velería
para repasar paños y costuras deterioradas.
En mi caso, la vela mayor es compleja y pesada de desmontar,
a pesar de no ser enrollable, por lo que es suficiente que quede bien doblada
sobre la botavara y cubierta con su funda.
Es más que conveniente también retirar los bimini (o
cualquier tipo de toldo) y capotas anti rociones, nos durarán más. Lo ideal,
como es también mi caso, es cubrir por completo el barco con una capota,
inclusive los francobordos. Es costosa, pero si el barco la tiene no hay que
ser perezoso pues, por trabajo que de ponerla, protege muy bien todo el barco y
a la larga se amortiza.
Antes de colocarla será bueno darle un fregado general a la
cubierta y si tenemos teca y ha comenzado a aparecer verdín, mejor será darle
el fregado con un poquito de lejía disuelto en el agua. Si utilizamos “Kartcher”
deberemos reservarla para las partes de fibra de la cubierta, utilizando el
cepillo para la teca.
Ahora sólo resta colocar la capota, de forma que quede bien
tensa para evitar posibles encharcamientos con la lluvia. Da trabajo, pero merece la pena.
Por no enrollarme más, dejaré los trabajos de pre-temporada, aún
más completos, para otra entrada.
Todo este proceso lleva su tiempo y trabajo. Podremos ir
haciéndolo nosotros mismos o bien encargárselo a alguien. El caso es no dejar
de hacerlo, el barco nos lo agradecerá y al fin y al cabo esto también forma
parte de la navegación.
!! Niquelado !!! .....
ResponderEliminarAgora que sople e que chova... ;-)
EliminarP.D. El Xiri también está bien. Te manda recuerdos :-)