miércoles, 3 de diciembre de 2014

MANTENIMIENTO DEL BARCO (Postemporada)

Es bueno considerar a los barcos como seres vivos y por tanto hay que cuidarlos si queremos que ahí afuera, en la mar, ellos cuiden de nosotros.
Lo ideal es navegar con ellos durante todo el año, realizando un mantenimiento constante de las pequeñas cosas que lo requieren sin dejar que se nos acumule la tarea. Algo que vaya acusando el desgaste o las pequeñas averías y roturas, si las dejamos, irán a más y será más costoso repararlas.
Sin embargo en la mayor parte de los casos el barco tiene una temporada de navegación y otra de hibernación.

Es cierto que el cuidado y mantenimiento de una embarcación varía mucho dependiendo del material con que esté construida, no obstante lo que más abunda son los barcos de fibra, que si bien requieren un mantenimiento más sencillo en lo que respecta al casco, también llevan su trabajo y no es excusa para dejarlos abandonados, durante meses, hasta la siguiente temporada.
En cualquier caso se pueden focalizar dos períodos importantes en cuanto al mantenimiento, uno al final de la temporada de navegación (generalmente en otoño), preparando el barco para el hibernaje, y otro antes de empezarla (generalmente en primavera) , con una puesta a punto general.
Hay quien prefiere sacar los barcos del agua durante el invierno, algo que no está carente de ciertos riesgos. De todas formas, personalmente, considero que el medio natural de un barco y donde menos sufre es en el agua, siempre que tomemos unas mínimas medidas de seguridad, como tener bien cubiertos de defensas los posibles puntos de contacto con los pantalanes, reforzar todas las amarras y dotarlas, al menos las principales, de muelles o gomas que eviten los tirones secos.
Aunque cada barco y cada armador son un mundo, ligado a sus circunstancias y a la mayor o menor complejidad de sus embarcaciones, voy a centrarme en mi propio protocolo respecto a los puntos que considero más importantes a tener en cuenta.

Lo primero es vaciar en lo posible el interior del barco de ropa, que será un foco de humedad y malos olores. También desembarcar todos los alimentos que queden a bordo, sobre todo perecederos, procediendo a una limpieza general de armarios, tambuchos y neveras, para poder dejarlos abiertos y ventilados.
Limpiar a fondo las sentinas, tanto de restos sólidos como de posibles derrames de aceite, combustible o líquido refrigerante, a ser posible dejándolas  completamente secas.
Limpiar también los inodoros, vertiendo un poco de lejía y bombeando para que pase a los depósitos de aguas negras, después bombearemos con agua dulce, cerrando previamente la toma de agua de mar, para que no se deterioren ni las conducciones ni membranas internas de las bombas. Finalmente cerraremos los grifos de fondo de vaciado, aplicando un poco de vaselina o grasa en sus llaves y echaremos un poco de gel de wc en las tazas de los inodoros. También cerraremos todos aquellos grifos de fondo que no se vayan a utilizar.
Al menos una o dos veces al mes va bien encender el motor y generador si se tiene, con el fin de renovar el agua que quede en el circuito externo de refrigeración así como mantener flexibles las palas de goma impulsoras del circuito.
Es importante acordarse de retirar la corredera, colocando el correspondiente tapón y limpiando meticulosamente con un cepillo las palas de la misma y echarles un poquito de aceite.

La humedad es el principal enemigo en el interior, por lo que aparte de ventilar periódicamente cuando sea posible es muy recomendable dejar en funcionamiento un deshumidificador, no sólo para mantener libre de humedad los materiales interiores y textiles, sino para prolongar la vida y buen funcionamiento de la instalación eléctrica y electrónica de a bordo. Algunos barcos, más sofisticados, poseen aparatos de aire acondicionado y calefacción con un programa de deshumidificación que se activa automáticamente con una periodicidad prefijada.
Echaremos un vistazo a los niveles de baterías para que estas se mantengan en máxima carga, revisando que sus bornes se encuentran bien recubiertos de grasa o vaselina.
En cuanto a los depósitos de agua dulce y combustible podemos optar por dos formas de hacer. En el caso de los tanques de agua podemos vaciarlos por completo o todo lo contrario, siempre que echemos un chorro de lejía para evitar la proliferación de microorganismos y hongos. Personalmente prefiero vaciarlos para reducir el peso y por tanto la inercia en los inevitables movimientos del barco y su repercusión en amarras y cornamusas. Por el contrario, en los tanques de combustible, especialmente gasoil, considero que es mejor dejarlos llenos para evitar posibles condensaciones y si es posible echarles un producto fungicida específico para evitar la proliferación de hongos. Esa especie de moco que puede crearse en la superficie del gasoil y que podrá obturar las conducciones.

En cubierta, lo primero que hago es retirar todos los elementos que se deteriorarán con la intemperie, como aros salvavidas, pabellón, reflector de radar y, en su caso, el motor fueraborda del dingui (que guardaré tras haberlo encendido en una cuba de agua dulce). Así mismo limpiaré, deshincharé, doblaré y estibaré  en lugar seco la neumática.
En caso de tenerlas, es bueno cubrir los winches con fundas. También es conveniente retirar de cubierta todos los cabos que podamos. Escotas y drizas (estas últimas incluso, si queremos tomarnos la molestia, retirarlas del mástil dejando una guía), pues el sol las acaba deteriorando y la lluvia las va poniendo verdes, algo que luego es laborioso de limpiar.
Es muy frecuente ver a los barcos con sus velas puestas, aunque enrolladas, durante todo el invierno. En los génovas enrollables, a pesar de tener banda de protección solar, esta se deteriora y además la vela se irá ensuciando de verdín, eliminando al mismo tiempo la posibilidad de que se abra en caso de temporal, por lo que es muy recomendable arriarla, doblarla y estibarla en lugar seco. Lo mismo ocurre con las mayores enrollables, que en el mejor de los casos deteriorará el puño de escota, convirtiéndolo en un punto débil cuando la volvamos a usar. Es un buen momento para llevarlas a la velería para repasar paños y costuras deterioradas.
En mi caso, la vela mayor es compleja y pesada de desmontar, a pesar de no ser enrollable, por lo que es suficiente que quede bien doblada sobre la botavara y cubierta con su funda.
Es más que conveniente también retirar los bimini (o cualquier tipo de toldo) y capotas anti rociones, nos durarán más. Lo ideal, como es también mi caso, es cubrir por completo el barco con una capota, inclusive los francobordos. Es costosa, pero si el barco la tiene no hay que ser perezoso pues, por trabajo que de ponerla, protege muy bien todo el barco y a la larga se amortiza.
Antes de colocarla será bueno darle un fregado general a la cubierta y si tenemos teca y ha comenzado a aparecer verdín, mejor será darle el fregado con un poquito de lejía disuelto en el agua. Si utilizamos “Kartcher” deberemos reservarla para las partes de fibra de la cubierta, utilizando el cepillo para la teca.

Ahora sólo resta colocar la capota, de forma que quede bien tensa para evitar posibles encharcamientos con la lluvia. Da  trabajo, pero merece la pena.

Por no enrollarme más, dejaré los trabajos de pre-temporada, aún más completos, para otra entrada.


Todo este proceso lleva su tiempo y trabajo. Podremos ir haciéndolo nosotros mismos o bien encargárselo a alguien. El caso es no dejar de hacerlo, el barco nos lo agradecerá y al fin y al cabo esto también forma parte de la navegación.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Agora que sople e que chova... ;-)
      P.D. El Xiri también está bien. Te manda recuerdos :-)

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