El grupo electrógeno de a bordo, un Cummins Onan de 9,5 kw, se encuentra dentro de su caja
protectora e insonorizada, la cual a su vez se encuentra en el interior del
cuarto de máquinas tras el motor principal. Esto está bien para la
insonorización durante el funcionamiento, no obstante hace realmente difícil el
acceso a todos sus componentes en caso de avería.
En este caso falló el sistema de refrigeración, que al detectarlo, el equipo
se apaga. Es un sistema mixto (interno externo) en el que el circuito de
líquido refrigerante y su nivel aparentemente estaban correctamente, por lo que
me hizo pensar en que se había roto la hélice del impulsor de agua de mar (algo
bastante frecuente).
Desmontar el impulsor tuvo sus dificultades, porque aunque
se ve a simple vista al abrir una de las tapas laterales de la caja, el acceso
a sus tornillos es dificultoso aún desmontando algunas piezas que obstaculizan
el uso de herramientas, a lo que hay que sumar el mal estado de esos tornillos
y la incómoda postura que hay que adoptar para trabajar en él.
Afortunadamente a bordo había una hélice del impulsor de
repuesto (una vieja que se sustituyó tras una revisión pero que se guardó
porque estaba en buen estado). Aún así la operación me llevó en torno a seis horas.
Al volver a ponerlo en funcionamiento, tras la expulsión del
primer chorro y como sospechaba, dejó de echar agua por el escape. Sin duda
debido a que los pequeños trozos de las palas de la hélice rota habían obturado
el circuito.
El único sitio para quitar esos trozos de goma es el
cilindro del intercambiador de calor que tiene dos tapas registrables en sus
extremos. Lo más lógico era que se encontrasen del lado en que entra al
intercambiador el agua salada procedente del impulsor.
Para ello hubo que
quitar el tubo de entrada de agua salada en el intercambiador, el filtro del
aceite y quitar los tornillos que sujetan otra de las tapas laterales de la
caja del generador. Una vez accesible fue cuestión de abrir el registro y quitar con unas pinzas los pequeños trozos.
Un nuevo intento de encendido y, otra vez, tras el primer
chorro de agua por el escape, volvió a dejar de salir… ¡Joderrr!
Lo que queda es intentar abrir la tapa trasera de la caja
del generador, para lo cual hay que previamente desmontar el tubo de salida de
gases del motor principal. Aún así queda poquísimo espacio de maniobra y menos
para llegar a la parte baja donde se encuentra el otro registro del intercambiador y ver si ahí aún queda algún resto que obture
el circuito.
Lo malo es que comprobando todos los elementos del sistema
había una pieza de cobre, el sensor de caudal del circuito, que estaba
carcomida y acabó por romperse, así que habrá que esperar a recibir la pieza y
ya de paso otra pala del impulsor de repuesto.
De todas formas, para el tipo de navegación que hace este
barco, no necesita para nada el generador, nada más que para algunas chorradas,
y para eso quizá le llegaría con un inversor de corriente.
Con lo que queda claro que cuanto más sofisticado y cuantas
más cosas inútiles lleve un barco, más posibilidades hay de averías y menos
espacio para repararlas.
En este barco en concreto, desde mi punto de vista, le
sobran la lavadora, la lavavajillas, el extractor, el microondas, la cafetera
Nespresso, el aire acondicionado y calefacción, la potabilizadora y si me apuro
hasta la televisión y el DVD. Casi nada de esto es necesario para navegar.
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