En las fiestas de septiembre en Pontedeume es tradicional la
celebración de La Cucaña, prueba no exenta de riesgo en el que los chicos y
chicas del pueblo tratan de coger una bandera colocada en el extremo de un
palo, puesto a modo de bauprés por la popa de un pesquero, al que además se
embadurna de sebo.
El tema requiere cierto valor, destreza y determinación,
pues ya es difícil mantener el
equilibrio caminando sobre un palo inclinado, más si este es resbaladizo, y en
el mejor de los casos acaban cayendo al agua fría, no siempre de forma ortodoxa…
si consiguen no dejarse la entrepierna en el madero.
En cualquier caso es una fiesta para los participantes y el
numeroso público que, bien desde tierra o desde las embarcaciones, no paran de
jalear “sebo al palo” en cuanto alguno se acerca un poco a coger el banderín y siempre
amenizado por gaiteiros y “foguetes”.
En cuanto la bandera es cogida por tercera vez, acaba la
cucaña y la fiesta continúa por los bares del pueblo, salvo para los que
terminan en la enfermería. Es lo que tienen las fiestas de verano.
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