El título de esta entrada puede llevar a engaño, pues quiero
referirme a los golpes físicos que nos llevamos a bordo, al menos yo, y no al
embate de las olas.
Es rara la ocasión en que salga a navegar y no vuelva con
algún golpe, magulladura, corte o raspazo. Muchas veces no te das ni cuenta en
el momento y descubres las heridas después. Otras bien que te enteras. ¿Quién
no ha dado una buena patada a pie descalzo contra un escotero?….iiiiiiuuuuuhhhh!!! ¡cómo duele!
La mayor parte de las veces son heridas o golpes leves, pero
que al cabo de la jornada y los días van sumando como si te hubieran dado una
paliza.
Así me siento hoy, a la vuelta de una semana de navegación…
labio, brazo, codo, manos, riñones, piernas, rodillas y pies… en fin, que no va estando uno ya para estos
trotes… ;-)
Habrá que tomárselo con más calma.
Y le llaman navegación de placer... Je,je
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