Después de 100 años de su hundimiento podríamos haber aprendido algo importante sobre los delirios de grandeza de la humanidad, algo que repetimos y contra lo que chocamos repetidas veces, como una mosca contra un cristal, y es que en nuestro pulso contra la naturaleza siempre tendremos las de perder…
La mosca tampoco se da cuenta, pero a su favor hay que decir que tiene un cerebro algo más pequeño y no va alardeando de su inteligencia.
Quizá todos vayamos en un Titanic.
me ha encantado este post!
ResponderEliminargracias!!
besitos
Graias a tí, Aniña, por seguir viniendo por aquí.
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