Las sensaciones de navegar a vela ocupan un
abanico que va desde las emociones fuertes que nos pueden producir las
condiciones duras de viento y mar, pura adrenalina o auténtico latazo (depende),
al más puro relax anti estrés en condiciones tranquilas.
Navegar sin
tiempo y sin rumbo fijo, con una brisa de doce a quince nudos y mar rizada no
tiene precio.
Encontrar, además, un buen fondeadero para descansar dejándose
mecer por el mar, comer, dormitar, leer, escuchar música, darse un baño y
secarse al sol y la brisa es ya la releche.
Hacía algún
tiempo que no experimentaba el placer de navegar por placer y este fin de
semana, gracias al amigo Eddy que nos prestó su barco, mi chica y yo pudimos
disfrutarlo por la Ría de Ares.
El barco es un viejo Dufour 34 que navega muy bien, cómodo
pero sin concesiones a los grandes lujos, lo justo para disfrutar de la mar y
la navegación despreocupadamente. Qué mejor lujo que este… ¡Perfecto!
¡Muchas
gracias Eddy!
Tienes mucha razón. Aparte de la meteo y la zona, una buena compañía es fundamental. Una mala, puede arruinar todo con esas preguntas de ¿falta mucho? ¿Cuando nos vamos?... etc
ResponderEliminarUn abrazo
j
Cierto... :-))
ResponderEliminarUn abrazo.