sábado, 20 de junio de 2015

TRAJE DE AGUAS

Estar seco y caliente al navegar no tiene precio, sobre todo si se navega en aguas frías y durante todo el año.

Mi primer traje de aguas fue de pescador, con botones.

El siguiente una combinación de pantalón “Moby Dick”, de aquellos naranjas, y como parte de arriba un vulgar “canguro”. En el primer temporal que pillé por Finisterre, a bordo del barco de mi padre, acabé empapado hasta los huesos y muerto de frío. Entonces comprendí lo importante que era ir bien equipado.

 Aún así muchas fueron las ocasiones posteriores en las que volví a terminar mojado y con frío,  y algunas las vestimentas que no estuvieron a la altura de las circunstancias, hasta que, tiempo después, en un viaje a Inglaterra pude comprarme un buen traje de aguas, donde era algo más asequible. De esto hará 25 años, y aunque tuve alguno más en medio, me ha dado buen servicio hasta hoy.

Quizá en aquel momento era de los más caros, pero lo amorticé con creces, acompañándome y protegiéndome durante muchas, muchas millas en cualquier tipo de condición.
Ahora ha llegado el tiempo de jubilar ya a ese buen traje de aguas y, siendo fiel a la marca que tan buen resultado me dio, he renovado el vestuario, pues ya tocaba.

Es cierto que una buena  ropa de aguas es cara, pero no hace falta irse a la gama más alta de los modelos oceánicos, además en este caso, a través de una web francesa he podido conseguir el traje completo por el precio que aquí cuesta sólo la chaqueta.

Lo dicho, navegar seco y caliente es navegar feliz. Espero que, al igual que su antecesor, me dé tan buen servicio y me dure muchos años.

2 comentarios:

  1. Non seri se te recoñecerei sen o teu traxe de augas habitual. ;-)

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