Un buen libro sobre un naufragio histórico, el de la fragata
“La Méduse”, ocurrido en 1816 frente a
las costas de Senegal, escrito por Alexandre Corréard y Jean-Baptiste Henri Savigny,
dos de los quince supervivientes, de los ciento cuarenta y siete que embarcaron en
la balsa de La Medusa, tras el naufragio de la fragata.
Una historia trágica de navegación y supervivencia pero también de héroes y
villanos, que siempre los ha habido y siempre los habrá.
Este naufragio causó gran revuelo en la Francia de la época
y sobre el que el pintor Théodore Géricault pintó el famoso cuadro “Le Radeau de la Méduse” en 1819 tras
entrevistarse con los dos autores del libro.
Es un no parar, día a día se sigue investigando en nuevos materiales y nuevas soluciones para hacer que los barcos de competición oceánicos sean cada vez más rápidos, lo que desde mi punto de vista implica que los navegantes oceánicos deben estar cada vez más “locos”, o algo, para aguantar cada vez más y más estrés durante largos períodos de tiempo.
Cada vez los barcos son más espartanos, si cabe, y cada vez los tripulantes van más mojados.
Todo esto lleva a que también cada vez sea más peligroso. Chocar contra un OFNI (Objeto Flotante No Identificado), algo por desgracia bastante frecuente, a diez nudos es muy malo, pero hacerlo a treinta nudos…
Con la nueva regla de la clase Imoca 60 se permiten los foils, con lo que aumenta el par de adrizamiento en dinámico, que se traduce en bulbos más pequeños y por tanto menos desplazamiento.
Como es habitual, primero se prueba en Minis 6,50 para comprobar su comportamiento y luego se aplica en los 60.
Los nuevos IMOCA 60 que ya están en el agua, como el Safran, Banque Populaire o el Edmond de Rothschild del Gitana Team, pesan entre 6 y 6,5 toneladas, frente a las 8 ó 9 toneladas de los anteriores, que con una superficie velica en torno a 600 m2 los convierte en máquinas que fácilmente alcanzan los 30 nudos.
Esto, al parecer, hará que las escotas trabajen con menos esfuerzos y las velas sean menos pesadas, lo que para un navegante en solitario hará que las maniobras sean más fáciles y permitirá llevar los barcos durante más tiempo al límite.
Pero también complicará la puesta a punto de los barcos, ya de por sí complicada, y seguramente adaptarse a la nueva forma de reaccionar de los barcos.
Para Alex Pella “esto no es más que un primer paso”.
A ver también cómo se comportan en las condiciones del Gran Sur. Lo veremos en la Vendée Globe 2016.
Aquí vemos unos vídeos de la construcción del último barco del Gitana Team, el Edmond de Rothschild para Sébastien Josse, su prueba de estabilidad y las primeras sensaciones de navegación a treinta nudos de velocidad. Bastante espectacular!!!
En este vemos cómo es el nuevo Banque Populaire
¿Dónde estará el límite?...
Las fuertes emociones no están reservadas para los nuevos barcos planeadores, como se puede apreciar con este viejo Dragón, que sólo con la mayor rizada alcanza puntas de 13,5 nudos!!!
Al pibe se le ve disfrutando, y no me extraña... ¡Yeeeehaaaa!
