domingo, 18 de noviembre de 2012

VELEROS VERSUS PESQUEROS

Grande es la mar océana, y sin embargo cada vez es más frecuente que dos barcos se encuentren en el espacio y en el tiempo, especialmente entre veleros y pesqueros, como estamos viendo en esta edición de la Vendée Globe. Dos casos en cinco días (Groupe Bel y Bureau Vallée) y casi un tercero, en el que Macif anduvo cerca.

Pero no son casos aislados de esta Vendée.  En la pasada edición, tres semanas antes de la salida, mientras el Hugo Boss esperaba la marea para entrar al puerto de Les Sables d´Olonne, un pesquero se lo llevó por delante. El golpe debió ser morrocotudo, a la vista de los desperfectos del barco, pero afortunadamente nadie salió lesionado.

O el caso de la edición de 2010 de la transatlántica en solitario Route du Rhum, en que la regatista Monlouis Christine a bordo del “Un Munde, tout en Bleu Vert” colisionaba con un pesquero y desarbolaba, si bien ella salió ilesa.

Y varios casos más.
Pero numerosos altercados se dan también en nuestras costas todos los años entre veleros de recreo y pesqueros.

El tema de la navegación oceánica en solitario siempre ha traído cierta polémica, en cuanto a que contraviene la regla 5 del RIPA, según la cual todos los buques deberán mantener en todo momento una eficaz vigilancia visual y auditiva, utilizando asimismo todos los medios disponibles que sean apropiados a las circunstancias y condiciones del momento, para evaluar plenamente la situación y el riesgo de abordaje.

No obstante, a su favor hay que decir que los barcos contra los que colisionaron navegaban con tripulación e iban equipados con los mismos medios o más y sin embargo tampoco pudieron evitar la colisión.

En el caso de Groupe Bel, Kito de Pavant reconocía que en el momento del abordaje iba durmiendo, pero ni la alarma del radar le avisó, ni la del AIS, pues el pesquero, al parecer, lo llevaba desconectado, lo mismo que en el caso del Bureau Vallée.

Hace pensar que a veces a los pesqueros no les interesa ser localizados cuando se encuentran en sus caladeros, y en el caso de Groupe Bel el abordaje se produjo en el dispositivo de separación de tráfico de Peniche, donde los pesqueros no pueden faenar.

Según contaba Kito de Pavant:
Las probabilidades de chocar contra un barco son super raras. Toda la noche nos hemos cruzado con muchos barcos cargueros. Nuestro sistema AIS funciona muy bien cuando los barcos están a 10 millas, la alarma suena, y eso me permite gestionar, cambiar la ruta del barco en caso de riesgo de colisión.
El problema es que no puede detectar a los que no disponen del sistema. Y es una trampa porque no hay el medio de poderlos avistar. Me acosté en el peor momento, pero aunque hubiera estado frente a la pantalla, en la hora que miras el tiempo, tampoco lo habría visto. Bastan 5 minutos.
No hubo llamada a la VHF. Creo que en el barco tampoco estaban vigilantes, estarían trabajando o durmiendo. En el momento del choque, me desperté de golpe, con un sobresalto. Oí a los tíos gritar pero ya era tarde. Subí al puente para impedir que el mástil se cayera. Por lo menos se salvó, pero bueno, tampoco sirvió de mucho.”

Louis Burton declaraba:
« Estoy bien, la emoción del choque ha disminuido y me dirijo a Les Sables d’Olonne. De hecho, había ido a buscar un frente y aún quedaban un par de horas con 30-35 nudos. Había muy mala visibilidad y mala mar. Tenía conectados el radar y el AIS. Estaba bajo la capota del roof e iba a unos 20 nudos cuando he escuchado un golpe detrás. He girado la cabeza y he visto a un pesquero de tamaño medio. Inmediatamente he cogido la linterna con un poco de pánico para ver si había algo en el casco y no había nada. Después he levantado la cabeza y he visto que había golpes en el obenque. He virado inmediatamente. Primero me he puesto amurado a estribor haciendo rumbo a Lisboa, para acercarme a tierra lo más rápidamente posible. Después he hecho fotos al amanecer para dar a mi equipo de tierra alguna indicación sobre el nivel del choque en el obenque. »

Mientras François Gabart a bordo de Macif nos contaba la pasada noche:
« Insólito encuentro en la noche.
Un velero ‘Kairos’ aparece en el AIS. ¿Bilou, estás por aquí? ¿Te vas de crucero por el Caribe? (N. de la R.: la empresa de Roland Jourdain se llama Kairos). Hace rumbo perpendicular al Macif a 6 nudos y llevamos en rumbo de colisión. Al principio pienso que es un barco de crucero que puede venir a ver nuestros bellos barcos. Intento llamarlo por VHF. Nada. No hay respuesta. Pasan 5-10-15 minutos. Tras varias llamadas, nada; y siempre estamos con aquello de que “una vez paso delante, la siguiente paso detrás”. Al final cojo la caña a mano los últimos dos minutos para estar seguro de pasar. Paso a 100 metros. Luz en las velas. Me parece que le ha dado un ataque de pánico. Ha orzado a lo bestia, preguntándose seguramente qué era esa luz roja que ha pasado a toda velocidad por su proa. Señor Kairos, el AIS es maravilloso, pero hay que mantener la guardia en el canal 16…
Unas horas más tarde, se reproduce la situación, pero con dos barcos con rumbos y velocidades más o menos parecidas. Es el Poujoulat y hablamos por VHF.»

AIS es la abreviatura de Automatic Identification System (Sistema de Identificación Automática, según sus siglas en inglés). Se trata de un sistema de posicionamiento de barco a barco que permite conocer la identidad de cada embarcación, su ruta y su velocidad. El AIS está acoplado a la VHF, así como a los instrumentos de a bordo. Permite a los navegantes de la Vendée Globe localizar los otros barcos que están en la zona y evitar el riesgo de colisiones. Pero para ello es necesario que los otros barcos hayan activado su AIS.
Por otra parte, se puede programar un sistema de alarma de manera que se advierta al patrón en caso de peligro de colisión.

De todas formas el problema es preocupante básicamente mientras se navega entre rutas de tráfico. Es una de las pesadillas de los navegantes solitarios.
Pronto los participantes de la Vendée navegarán más tranquilos fuera de rutas mercantes y pesqueras, al menos por un tiempo, pues no tardarán tampoco en lacanzar el gran sur, donde les espera otra pesadilla peor. Los Iceberg  y sobre todo los Growler. 
Lo peor será que cuando estén allí, la unica ayuda que pueden esperar, en caso de colisión grave, será la que pueda venir de sus compañeros más cercanos.

2 comentarios:

  1. Soy una persona de mal, pero vengo a ver si pones algo que no sean bellas fotos de desgracias que los seguros intentan no pagar, pero nada. Volveré.

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  2. Pues no, Jose Antonio.
    Pocas cosas positivas me vienen a la cabeza, y para "manchar" el blog prefiero no poner nada. Malos tiempos para la lírica...
    Espero reforzar mi traje impermeable a los hijos de puta y pronto volver a publicar cosas que me hagan soñar.
    Yo también volveré ;-)

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