Atrás ha quedado ya el bullicio de las navidades, de la
familia, de los amigos.
Aún con restos de gripe encima, que te deja como si te
atropellase un camión, y abrumado por los radicales religiosos con cerebro de
mosquito y corazón de cucaracha, hoy por fin he vuelto a salir a navegar.
El día ha sido espléndido y el síndrome de abstinencia
grande, pues llevaba un período demasiado prolongado sin hacerlo y mi alma lo
necesitaba. Necesitaba estar un rato a solas con el mar.
La brisa me ha tratado con delicadeza y me he dejado
llevar, despacio, en silencio, salvo por el murmullo del agua al paso del barco.
Es enero y el aire está fresco, por eso se nota más el
contraste cuando los rayos del sol te acarician, cálidos, la cara.
Qué
sensación más placentera, qué paz. Esa paz que sólo se puede sentir quizá en
ciertos lugares. En la montaña, en el desierto, si acaso en la Luna y desde
luego, en la mar.
P.D. El Xirifeiro está estupendo. Gracias Eddy.
!!! El Xirifeiro y yo, de nuevo.te agradecemos que lo hayas sacado a estirarse un rato al sol . Me alegro y que haya sido el primer barco que navegaste este 2015 . Un abrazo
ResponderEliminarA los dos nos ha sentado estupendamente :-)
EliminarUn abrazo, Eddy.