jueves, 26 de diciembre de 2013

NAUFRAGIO DEL CHIMENÉES POUJOULAT


El Imoca 60 Open “Cheminées Poujoulat” se partió en dos durante la noche previa a nochebuena, mientras navegaban en la travesía de vuelta desde Brasil, a unas 180 millas ya al oeste de Cornualles, siendo recuperados los dos navegantes, Bernard Stamm y Damien Guillou, de madrugada por un carguero que navegaba rumbo a Rotterdam.
Bernard Stamm lanzó una llamada de socorro que  fue remitida al centro regional de salvamento Griz-Nez (CROSS), enviando inmediatamente un Falcon 50 con la misión de localizar el barco. Durante toda la madrugada del día 24 la tripulación del Falcon 50 mantuvo contacto con los navegantes hasta que a las 05:15 horas fue sustituido por un avión de patrulla marítima ATL 2.

Las condiciones meteorológicas eran particularmente difíciles, con vientos de 35 nudos y mar gruesa, lo que hacía que el rescate con helicóptero fuera prácticamente imposible. El centro británico CROSS decidió entonces solicitar ayuda al carguero noruego MV STAR ISFJORD para aproximarse al velero. Al amanecer, el carguero conseguía rescatar a los dos navegantes, sanos y salvos, continuando luego su ruta hacia Holanda. El Chemineés Poujoulat quedó a la deriva y luego se hundió.

Bernard Stamm contó como sucedió el incidente:

 «Estábamos navegando a 180 millas de Cornualles por delante de un frente frío con vientos de 43 a 45 nudos, aunque era una situación manejable. Estábamos preparados para estos vientos con la vela reducida - tormentín y  cuatro rizos en la mayor-. Al pasar por una ola de 7 metros el barco simplemente se partió en dos, justo por delante de las orzas de deriva, cayendo inmediatamente el mástil hacia la popa del barco. Cerramos con urgencia los compartimentos estancos y lanzamos la llamada de socorro.»


«Ya estábamos preparados para abandonar el barco. El mar estaba tan agitado que intentamos evaluar los posibles riesgos de desintegración del Chemineés. Intentamos cortar el mástil pero no lo conseguimos. La situación era extremadamente peligrosa, pero con suerte conseguimos evitar que el mástil continuase golpeando el casco. Entretanto, preparamos el equipo de supervivencia ya que no sabíamos cuanto tiempo se mantendría a flote el velero.»

Dos helicópteros, uno de la Royal Navy y otro de la RNAS más uno de la RAF de Chivenor, salieron en la búsqueda del barco, pero uno de los helicópteros informó de una avería por lo que se vio obligado a regresar a Cornualles. A pesar de todo esto, las autoridades francesas enviaron un avión Falcon 50 y, a pesar la oscuridad de la noche y de los fuertes vientos, consiguió localizar el velero hacia la medianoche ayudando y guiando a los helicópteros hasta el barco.

A estas alturas, los vientos alcanzaban Fuerza 10 y las olas eran de 6 a 7 metros de altura. Los dos navegantes intentaban embarcar en la balsa salvavidas pero ésta estaba dañada y colocada entre las dos mitades del velero. Después de 30 minutos sobrevolando el barco, un helicóptero debe de abandonar la zona para reabastecerse de combustible dejando a los dos navegantes a merced de la tempestad y con el riesgo inminente del hundimiento del barco.

«La maniobra para recuperar la balsa salvavidas era demasiado peligrosa por lo que finalmente tuvimos que regresar a bordo del velero dejando a bordo de la balsa toda nuestra agua, los alimentos, el teléfono y las bengalas.»

«Cuando regresó el helicóptero, los rescatadores nos sugerían que nadásemos para ser rescatados desde el agua, pero esta maniobra la descartamos ya que lo pasé muy mal cuando regresé al velero en la primera tentativa. La tripulación del helicóptero nos lanzó entonces, hasta cinco balsas pero todas caían demasiado lejos del Chemineés. Fue entonces cuando llego el carguero y maniobró para colocarse al lado del velero. Nos lanzaron un cabo pero casi quedamos aplastados entre el velero y el carguero. Entonces, la tripulación filipina del carguero lanzó un nuevo cabo que conseguimos amarrar al velero pero entre las grandes olas y los fuertes vientos fuimos arrastrados al agua. Damien quedó preso en la cabina y yo fui arrastrado por el agua más de 80 metros, tragando mucha agua, hasta conseguir alcanzar la red para subir al carguero. Entretanto Damien consiguió nadar a lo largo do casco hasta alcanzar el cabo». 


Después de esto, el velero se hundía rápidamente. Ahora, los dos navegantes ya se encuentra en Rotterdam donde el MV Star Isfjord atracó por la mañana.

2 comentarios:

  1. Jorge.... que nunca, nunca jamás te veas en una situación similar. Deseame los mismo , Uufffff...... METE MEDO !!!!

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    1. Eso, eso, Eddy, que núnca nos veamos en semejante situación. Pone los pelos de punta. Menos mal que estaban cerca de casa... Aún así, por la descripción de Bernard, debió ser dantesco.

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