jueves, 25 de febrero de 2016

ILUSIONADO COMO UN NIÑO

 fotografía de José Suarez
Siempre me han fascinado los barcos de madera, y en concreto las DORNAS, embarcaciones tradicionales gallegas, descendientes de los Drakkar vikingos, que hasta no hace mucho (y aún en algunos casos) eran utilizadas por los pescadores de bajura, sobre todo en las Rías Baixas.
Ese olor a brea, el crujir de la madera y de los cabos de cáñamo me tienen enamorado.
Si se dice que los barcos son seres vivos, esto aún cobra más sentido si estos están construidos a partir de seres vivos, de materiales naturales.
En las dornas no hay nada superfluo, en ellas nada sobra pero nada falta. La aparente sencillez de sus elementos y aparejos no menguan sus cualidades marineras, si bien al contrario, como ya dije en una entrada de hace años en mi anterior blog.
Ya hace un tiempo me pude acercar un poco a ese mundo de la mano del amigo Fernando y su “Fungona”, pero se ve que aquel aún no era el momento.

Pues ahora, al parecer, tendré por fin la oportunidad  de disfrutar de una bonita dorna pulpeira de nueve cuartas, “pequena pero xeitosa”, que tiene más años que yo.


Una asignatura que tenía pendiente, después de haber navegado casi en cualquier cosa que flotase. Por eso estoy ilusionado como un niño, con ganas ya de sentir sus sensaciones.

FINALMENTE NO PUDO SER, PUES EL PERSONAJE CON EL QUE FIRMÉ EL ACUERDO RESULTÓ SER UN IMPRESENTABLE SINVERGÜENZA. NO SÓLO  NO TENÍA LOS PAPELES EN REGLA, NI SEGURO, NI REALIZÓ LOS TRABAJOS DE MANTENIMIENTO EN SEIS MESES, SINO QUE LA VENDIÓ SIN PREVIO AVISO, Y ESO QUE TENÍA UN CONTRATO FIRMADO CONMIGO PARA EL USO DE LA DORNA POR DOS AÑOS...

lunes, 11 de enero de 2016

MI AÑO NÁUTICO 2015

Atrás ha quedado un año náutico lleno de experiencias, millas, sudores y satisfacciones compartidas con viejos y nuevos amigos o bien conmigo mismo, pero siempre con el mar como telón de fondo.
Atrás quedaron también amigos que zarparon para no volver.
 Brindo pues por los que están en la mar, por los que ya no estarán y por que sean muchos los momentos que podamos disfrutar, salpicados por agua salada, en este nuevo año que recién acaba de largar amarras.
 Capaz que sí.